Lo dicen los mayores
Últimamente he preguntado a bastantes personas mayores, ya jubiladas, qué cambiarían su pudiesen volver atrás.
Las respuestas más comunes:
- Viajar más
- Haberme atrevido a hacer lo que deseaba
- Abrazar a mis seres queridos
Y una más, que me ha dejado pensando. Me han contestado:
- Preocuparme menos por las cosas. No hay nada en la vida que no sean los seres queridos que merezca preocupación.
Y joder, es verdad.
La vida puede ser abrumadora en ocasiones. Muchas veces nos encontramos inmersos en una rutina diaria que nos hace sentir estresados y agotados.
Y para qué. Si acabamos todos igual.
He pasado noches trabajando para que me dieran la enhorabuena.
Cenas con amigos desaprovechadas por pensar en cómo iba a solucionar esa caída de ventas.
Tardes en familia con la mente en otro sitio pensando en aquello por lo que mi jefe me había dado “un capón” la semana anterior.
Y para qué. No hay que tomarse nada en serio, al menos nada que no lo sea. Y el trabajo, no lo es. Más aún si no eres empresario. Si otros trabajos y familias no dependen de ti. Que les ***. Repito, QUE LES ***.
Deja de preocuparte y baila
El maldito dinero
Todo lo anterior creo que es obvio para cualquiera. Y si no, amigo, abre los ojos.
Y también es cierto, que es fácil decirlo. Pero no tan fácil de aplicarlo. Porque trabajamos por algo, por dinero. Y cuando trabajas por dinero es porque te hace falta.
Por eso son tan importantes las finanzas personales. Por eso no salgo a cenar tanto como me gustaría, ni me compro ese coche para ir fardando, ni saqueo las tiendas cada vez que me apece estrenar ropa. Ni tengo gastos superfluos. Por la esperanza de, el día que así lo sienta, poder decir a mi jefe QUE TE ****.